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Los Lugares Altos

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“Mas ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron Sus testimonios; sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso, y lo enojaron con sus lugares altos, y lo provocaron a celo con sus esculturas.” (Salmo 78:56-56).

Seis veces en el Libro de los Reyes y dos veces en Crónicas se repiten estas palabras básicas: “Con todo, los lugares altos no fueron quitados.” El Santo Espíritu de Dios se refirió a esto varias veces. Él sólo hace eso cuando algo muy serio está sucediendo.

El Señor a menudo señalaba que los lugares altos debían ser quitados.

¿Qué son los lugares altos? ¿Se hace referencia a ellos como “altos” por estar en los cerros? ¿Se les llamaba “altos” por ser estructuras altas e impresionantes, opacando a las que estaban alrededor? ¿O les decían “altos” por ser estimados así en importancia? Creo que las tres cosas, a veces todas juntas.

Está escrito que adoraban en esos lugares altos. Se dice que adoraban al Dios verdadero, pero también, a veces, si no es que a menudo, a dioses falsos…especialmente a Astoret (Astarte, Ishtar, Easter) y a Baal, pero también a otros dioses. En todo caso, el Señor estaba muy celoso y airado, muchas veces señalando que esos lugares debían ser, pero no eran, quitados.

Él también notaba cuando eran quitados. Solamente los reyes que servían al Señor con todas sus fuerzas los quitaban. Esos reyes fueron Ezequías, Josías, Asa y Josafat. Sí, todos estos hombres tenían sus debilidades y sus pecados como los demás, pero ellos fueron los pocos de muchos que quitaron los lugares altos, y el registro de ese hecho es un alto honor para ellos.

Josías no sólo quitó los lugares altos de Judá, sino también los de Israel, aunque él era monarca sólo de Judá. Solamente él, luego de muchos reinos de otros monarcas, incluyendo a Ezequías, Josafat y Asa, removió aun los lugares altos de Jeroboam, en Israel, de quien está escrito varias veces: “Por causa de los pecados de Jeroboam con los cuales él pecó, y con los que hizo a Israel pecar, por su provocación con la que provocó a ira al Señor Dios de Israel.” Jeroboam había fundado un lugar alto, como sustituto del templo de Dios en Jerusalén, para que la nación no dejara de seguirlo a él. Aparentemente él estaba más preocupado de que lo siguieran a él en vez de a Dios.

Así que, ¿dónde debían adorar los israelitas? Obviamente, no todos podían ir al templo de Jerusalén todo el tiempo. Todos los que estuvieran dispuestos y pudieran, hacían sus viajes a Jerusalén para los días festivos, pero ¿qué del resto del tiempo? La respuesta es que tenían que adorarlo a Él según la fe y la ley de Dios, todos los días, en todas partes, en todas las cosas. De eso es que se trata la verdadera adoración.

La verdadera adoración no se trata de algún lugar; no es sólo acerca de ciertas cosas; no es sólo acerca de ciertos tiempos señalados; no se trata de actividades religiosas, tales como “cultos de los domingos.” Se trata de la VIDA, la vida de todos los días, en todas partes, en todos los asuntos.

Miqueas dice: “Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y ¿qué pide Jehová de ti? Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y caminar humildemente con tu Dios.” (Miqueas 6:8). Para Dios no hay “secular” y “religioso.” Para Él no hay división en cuanto a lo que Él ha creado. Él está interesado en todo porque Él lo creó todo. ¿Lo hizo Él en vano? ¿Haca algo Dios para nada? ¿Pasa Dios entreteniéndose? Yo no lo creo.

Sigue tratándose de los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida.

Yo le digo a usted, lector, que los lugares altos continúan hoy, que son presididos por gente como Jeroboam, quienes están más preocupados de que los adoradores los sigan a ellos, en vez del al Señor Dios. Hoy, en Nombre del Señor Jesucristo, se adora a los dioses Astoret y Baal, atribuyéndole sus características al Señor Jesucristo, y algunas de Él a ellos. Todo el asunto es una mixtura [mixture] inicua, así como en los días de Noé cuando los hijos de Dios fueron a las hijas de los hombres, contaminándolo todo a tal grado que el Señor tuvo que destruirlos a todos excepto a unos pocos. En esos días se trataba de los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Como está escrito: “Los hijos de Dios vieron a las hijas de los hombres, que eran hermosas, y las tomaron como esposas.”

No es diferente hoy en día. Sigue tratándose de los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Hoy hablan de amor, gozo, prosperidad, abundancia y libertad “en Cristo.” Esas cosas son verdad, pero mal aplicadas y mal interpretadas. Ellos hablan de un falso amor, un amor de tipo emocional. Ellos viven en el reino de la pasión, las emociones y el afecto – todas esas cosas no son ni buenas ni malas en sí mismas, pero el problema es que ellos mantienen esas cosas como la sustancia central de la adoración y la relación con sus dioses. Ellos piensan que el Dios del Cielo y de la tierra valora los sentimentalismos de la carne, suponiendo que ellos son salvos y prósperos en la carne, pero no es así necesariamente.

Al mismo tiempo, cuando un profeta o siervo del Señor habla de Su enojo e ira por el pecado, la idolatría y la religión falsa, ellos piensan que estos mensajeros representan al mismo diablo. “Dios es un Dios de amor, no de ira, no de juicio,” se quejan ellos. “¡Escucharemos sólo a Dios no a ti! ¡Tú escoge lo que quieras y nosotros escogeremos lo nuestro! ¡Deja de juzgarnos! ¡Nosotros no te decimos qué tienes que hacer!” claman ellos, mientras perecen en sus pecados en sus lugares altos, adorando a los dioses de su elección.

Ellos descartan precipitadamente la posibilidad de que Cristo venga en carne, por Sus siervos, a decirle al pueblo sus pecados. Irónicamente, esos dioses en que Su pueblo y otra gente buscan amor y consuelo son tan crueles, tan destructivos, tan despiadados y sentenciosos, y tan engañosos, pues se presentan de otra manera. Su sutileza y engaño son muy sorprendentes. Vienen como corderos y terminan como fieros leones devoradores. El Señor viene como un León y termina como un Cordero. Los salvos perciben Su sacrificio al final.

¿Cómo son los lugares altos? Vaya a cualquier ciudad y usted verá varios de ellos. Son los edificios de iglesias, a menudo en altas colinas, o en lugares prominentes. A menudo los edificios son altos, con torres, antes con campanarios. A veces les ponen cruces altas, hasta iluminadas eléctricamente, para que se vean a la distancia, si es posible. Y es solamente la falta de finanzas lo que impide a muchos construir edificios más grandes y más prominentes para sus dioses. Todo esto lo hacen en el Nombre del Señor Jesucristo, así como para María o para algún santo.

¿Son sacrificios y decoro lo que Él desea, o es fe y obediencia?

¿Cómo sé yo que estos son los mismos lugares altos de que se habla en Reyes y Crónicas? Primero que todo, Dios me ha revelado estas cosas a mí, y Él me ha advertido que huya de la ira que viene sobre esos lugares y sus edificadores. Pero aparte de eso, permítame razonar con mis lectores, y eso haré, viéndome movido a hacerlo, aunque yo sé bien que solamente la gracia y voluntad de Dios pueden prevalecer y capacitar a una persona para que entienda de qué estoy hablando.

Yo le pregunto: ¿Quiere Dios altos chapiteles, torres y grandes cruces? ¿Quiere Dios grandes puertas arqueadas, alfombras acolchonadas, candelabros, bancas de roble, enormes arreglos de flores y plantas, togas para el coro, “servicios de iglesia” sofisticados donde la gente no es libre de hablar o de expresarse porque hay una atmósfera programada bajo el control total de líderes formales?

Usted puede pensar que sí, y decir: “¡Es apropiado honrar a Dios con lo mejor!” Pero, ¿es eso lo mejor? ¿Es eso lo que Él quiere? ¿Son sacrificios y decoro lo que Él desea, o es fe y obediencia? ¿Sobre qué base cree usted que Él desea cualquiera de estas cosas? No hay dirección en las Escrituras para ellas; al contrario, tanto el Espíritu como la letra de las Escrituras están muy en contra de esas cosas.

¿Por qué los hombres construyen grandes edificios? ¿No es porque ellos adoran en la carne, en vez de en el espíritu? ¿No es para agradar e impresionar a los hombres? ¿No es porque ellos están tratando de llegar al Cielo por su propio poder y persuasión, queriendo convencer a Dios de que los oiga y los honre? ¿No es porque buscan la gloria de los hombres en vez de la gloria de Dios?

“La carne y la sangre no heredarán el Reino de los Cielos,” dicen las Escrituras. ¿Sabía usted que estas estructuras y sus diseños básicos e intenciones no se originan ni se fundamentan en la fe genuina? Dios no aceptará la adoración carnal. Por eso fue que Cristo murió por nosotros, para que pudiéramos ser librados de nuestra justicia y conocer la Suya.

Según dicen las Escrituras, las únicas estructuras que alguna vez se construyeron y que eran para honrar a Dios fueron el Tabernáculo de Moisés, una tienda gloriosa, portátil y temporal, y el Templo de Salomón, mucho más glorioso, construido para remplazar al tabernáculo. Ahora, el templo no fue construido en cualquier parte, sino en la capital de Israel, en Jerusalén. Tampoco fueron diseñadas estas estructuras en cualquier forma. Fueron construidas de acuerdo con estrictos modelos revelados desde el Cielo a los profetas y edificadores.

El Templo no era una simple estructura. He oído decir que en una ocasión fue candidato para una de las Siete Maravillas del Mundo, si no es que llegó a serlo, y no es que importe lo que los hombres estimen. El Templo fue en verdad glorioso, como se describe en las Escrituras. Además, estas dos edificaciones fueron comisionadas nada menos que por el Señor Dios Mismo, la primera a través de Moisés, la segunda a través de David y de Salomón. Considere que estos lugares de adoración no se parecían en nada a ninguna de las iglesias desde los tiempos de Cristo, y las iglesias de estos dos mil años pasados no se parecen en nada a aquellas santas estructuras.

¿Alguna vez se ha preguntado usted por qué los edificios de iglesias tienen torres y puertas arqueadas?

Claro que no se puede decir que los edificios de las iglesias deberían ser similares al Templo o al Tabernáculo, así como el Tabernáculo y el Templo eran muy diferentes el uno del otro en muchos sentidos. Pero ¿cuáles son las influencias determinantes de los edificios de las iglesias “cristianas”? Yo les digo ahora que siguen el modelo de los antiguos lugares altos, los lugares de adoración de los paganos, de los idólatras, de los adoradores de Baal y Astoret y otros dioses extraños. Extraños, digo, no para el mundo, sino extraños para los apóstoles, profetas y santos del Señor Dios Altísimo, extraños a Dios mismo.

Es verdad que muchos de las religiones paganas eran expresamente sexuales en contenido y conducta. Ishtar (Astarté, Ashtarte, Astoret) por ejemplo, era la diosa sexual de la fertilidad. Ella era “la de los muchos bustos.” Había sacerdotes y sacerdotisas de los templos quienes realizaban actos sexuales con los congregados, no sólo en la adoración a Ishtar, sino en la de muchos otros. Algunos servicios de adoración consistían en orgías sexuales.

¿Alguna vez se ha preguntado usted por qué muchos edificios de iglesias tradicionales tienen torres y puertas arqueadas? Desde la distancia, cuando uno mira una torre, uno dice: “Miren, allí está una iglesia.” Uno no diría: “Miren, allí está un edifico de oficinas, o un almacén, o una escuela, o una casa, o un palacio municipal.” Cuando uno piensa en puertas arqueadas, el primer pensamiento que viene a la mente es “iglesia.” ¿Por qué torres y puertas arqueadas? Las torres, me dicen (y esto puede investigarse y verificarse), representaban el órgano masculino, y las puertas arqueadas, el órgano femenino. Estas eran representaciones arquitectónicas de las religiones paganas en honor a las deidades, adoradas en contextos sexuales.

¿Alguna vez usted se ha preguntado acerca del Palo de Mayo? En el día del Palo de Mayo, como monaguillo en mi iglesia (católica), junto con las muchachas, nos reuníamos alrededor de un palo alto. Desde la punta del palo colgaban serpentinas de papelillo, de las cuales cada uno tomaba del extremo, y dábamos vueltas alrededor del palo hasta envolverlo hasta abajo. Hacíamos esto cada día del Palo de Mayo.

¿Alguna vez alguien has identificado el origen de esta ceremonia? He oído decir que el palo representa al órgano masculino, que la celebración entera tiene su origen en los rituales sexuales paganos de la fertilidad. Dígame, ¿dónde en la Biblia se ve alguna instrucción o justificación para este evento religioso? En ninguna parte. Entonces, ¿por qué se hace? ¿Por qué se hace en el Nombre de Dios y de la adoración a Cristo?

El hecho es que mucha gente participa en tantas ceremonias y doctrinas religiosas sin detenerse a considerar, “¿Por qué?” y “¿De dónde salió eso?” y “¿Es esto lo que Dios quiere?” Ellos hacen estas cosas simplemente como una tradición. Siguen a líderes religiosos ciegos quienes los dirigen a hacer estas cosas, las cuales ni los mismos líderes saben ni les importa cuál es su origen y significado. Hay muchas tradiciones y doctrinas en el cristianismo nominal que no tienen nada que ver con Dios, ni con el verdadero cristianismo, ni con la Biblia. Por el contrario, son bastante anti-Cristo.

Dios continuamente reprendía y castigaba a Su nación por dejarlo a Él y prostituirse.

Les toca a los participantes de eso determinar lo bueno y lo malo de tales cosas. Esta no es una enseñanza sobre hacer lo bueno por la ley, pero la gracia tampoco lo va a salvar a usted cuando usted participa voluntariamente de esas cosas. De hecho, si uno continúa en esas cosas en el Nombre de Cristo o de cualquier otro, yo tendría que concluir que él o ella siguen aún en sus pecados, lejos, lejos de la gracia.

En los días del Israel del Viejo Testamento, Dios continuamente advertía, reprendía y castigaba a Su nación por dejarlo a Él y prostituirse, y por adulterio. ¿Hablaba Él solamente de la forma física corporal? ¿No hablaba Él de lo espiritual, como en la adoración de dioses ajenos, en cuanto a participar de los caminos de los gentiles? ¿No era eso fornicación y adulterio para Él?

Usted dice: “¡Nosotros somos inocentes! ¡Nosotros no hacemos esas cosas ni las conocemos en el contexto sexual!” No importa. Aun así, usted es culpable, porque si usted no participa de las actividades de su iglesia en un evento de manera evidentemente física, usted está participando de prostitución espiritual. Si se dan en lo espiritual, entonces todas las actividades físicas están incluidas. Usted está en fornicación contra Dios. Físicamente o espiritualmente es lo mismo para Él. Las dos cosas son iguales, y en realidad, son una misma cosa.

Ahora, si usted le pertenece a Él, al participar en esas prácticas paganas e idólatras, usted está en adulterio espiritual (traicionando al Señor, Su Esposo). Si usted no es de los Suyos, usted es culpable de fornicación espiritual (indulgencia fuera del matrimonio) lo cual siempre lleva la paga del pecado, porque pecado es lo que es. No hay tanta diferencia, excepto que los que son Suyos seguramente se han dado cuenta. Por lo tanto, ellos son más culpables.

Quiero informarle, con toda seriedad, que la participación en estas cosas, sea en ignorancia o a sabiendas, trae ira sobre los participantes, y con toda razón. Cuando mi familia y yo fuimos parte de eso, sufrimos las consecuencias. En ese tiempo no lo sabíamos, pero ahora yo lo sé. Que conste, Dios no hace responsable al ignorante en el mismo grado que lo hace con quienes deliberadamente continúan en estas cosas, aun cuando ya hayan sido informados. Yo se los estoy informando en este momento.

En lo que usted lee estas palabras, le corresponde a usted tomar una decisión. Usted tendrá que preguntarse: “¿Son ciertas estas cosas? Si es así, ¿debo ignorar los hechos y continuar como de costumbre, o debería abstenerme, por temor a Dios? ¿Estoy yo más preocupado por agradar al pastor, a mis amigos, a mi familia, o a Dios?” Si usted continúa, con toda seguridad usted acarrea más ira. Ninguna excusa servirá.

Si usted decide detenerse, Dios lo librará y lo llevará al siguiente nivel de obediencia. Si usted cree que se podrá quedar neutral, olvídelo. No hay campo neutral. Al quedarse neutral, y seguir como de costumbre, usted ya ha decidido, y su decisión no ha sido por Dios, sino por otros dioses.

Yo veo gente sufriendo las consecuencias de sus caminos y ni cuenta se dan.

Sus líderes espirituales darán cuenta de estas cosas, por enseñar y guiar a la gente a participar en abominaciones, y lo que es peor, en el Nombre de Jesucristo. Pero usted también dará cuentas. Usted no podrá estar de pie delante de Dios, y decir: “A mí me dijeron que estaba bien. ¡Mi sacerdote (pastor, obispo, o anciano) me enseñó a hacer esto!”

No, aunque usted no lo crea, somos responsables por nosotros mismos, y debemos no sólo apartarnos de las cosas malas (pecados) sino también dejar las cosas buenas por causa de Cristo. El quinto mandamiento dice: “Honra a tu padre y a tu madre.” Es cierto que Dios pudo haberle dado sus padres a usted, pero cuando ellos le guían y le animan a hacer lo que es contrario a Dios, su responsabilidad es primeramente con Dios. Usted tendrá que dejar a sus padres, y así apartarse de lo malo, y dejar lo bueno o lo neutral.

Y no piense que usted puede hacer estas cosas malas, y ponerles su propia connotación o significado para poder seguir haciéndolas. “Yo sé que la Navidad tiene un origen pagano, pero yo celebro la Navidad con un significado cristiano. Yo honro el nacimiento de Cristo en ese tiempo.” El Señor lo dejó muy claro que no debemos andar en los caminos de los gentiles. Jeremías profetizó: “Así dice el Señor: no aprendan de los caminos de los gentiles…” (Jeremías 10). Veo gente por todas partes sufriendo las consecuencias de sus caminos y ni cuenta se dan. Honre a Dios y Él lo honrará a usted.

A mí me han preguntado: “Si usted no va a la iglesia, entonces ¿dónde se alimenta?” Mi respuesta es: “¡El Pastor me alimenta! ¡Yo soy una de Sus ovejas!” Me han preguntado: “Si dejo de ir a tal o cual iglesia, ¿dónde iré? ¿Qué voy a hacer?” la gente se siente tan perdida sin las actividades religiosas. Es una necesidad social para ellos.

A mí también me gustan las actividades sociales. Todos hemos sido creados como seres sociales, y los que se han apartado de la sociedad son de las minorías, muchos de ellos por causa de impedimentos que sufren. Entonces, ¿dónde va uno? ¿Dónde iba Noé? ¿Dónde iba Abraham? ¿O Isaac, o Jacob, o José, o Moisés, o Job, o Elías, o Juan el Bautista, o los discípulos? La respuesta es: “Al Señor.” Considere este pasaje:

Juan 12:42-43 RVG
(42) Con todo eso, aun muchos de los gobernantes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga;
(43) Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

El Reino de los Cielos no es por fuera, sino por dentro. Arrepiéntanse de sus caminos de pecado.

La elección es un asunto entre agradar a la carne o agradar a Dios. Si usted desea participar de la falsa adoración, usted favorecerá a los hombres y a sus pensamientos y caminos. Si usted quiere tener a Dios, tiene que salir de los caminos y pensamientos de los hombres. Como profetizó Isaías, Dios hablando a través de él: “Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos Mis caminos, dice el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son Mis caminos más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8,9)

Una mujer que Jesús se encontró en el pozo de Samaria le dijo a Él:

“Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.” (Juan 4:20)

Él dio respuesta a estas preguntas de dónde y cómo debemos adorar:

Juan 4:21-24 RVG
(21) Jesús le dijo: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
(22) Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
(23) Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; pues también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
(24) Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren.

El Reino de los Cielos no es por fuera, sino por dentro. Arrepiéntanse de sus caminos de pecado. Salgan de la religión externa, la cual no aprovecha a los ojos de Dios. En verdad, es contraria a la verdadera religión. Vuélvanse al Señor de todo corazón; búsquenlo mientras Él pueda ser hallado. Busquen Su justicia, y olviden la propia.

Dejen los templos y organizaciones de los hombres, no importa lo impresionantes que sean. Cuanto más impresionantes a nuestra vista, más abominables a los ojos de Dios. Como dijo Jesús: “Lo que los hombres tienen en alta estima, delante de Dios es abominación” (Lucas 16:15). Busquen el Verdadero Templo de Dios, Invisible, no hecho de manos, del cual Jesucristo es la Cabeza, y donde mora la justicia de Dios.

Víctor Hafichuk

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

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