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Escogiendo el Libre Albedrío

La Falacia del Libre Albedrío Sin Cristo

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Dios es el Alfarero y nosotros somos el barro, dice la Biblia. Él hace lo que Él quiera y nosotros no podemos discutir.

Romanos 9:17-21 RVG 

(17) Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti Mi poder, y que Mi nombre sea predicado por toda la tierra.
(18) De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere endurecer, endurece.
(19) Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque, ¿quién ha resistido a Su voluntad?
(20) Mas antes, oh hombre, ¿Quién eres tú, para que alterques contra Dios? ¿Dirá lo formado al que lo formó: Por qué me has hecho así?
(21) ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 

Pablo dice en Romanos 7 que lo que él quiere (desea) hacer, no puede, y lo que no quiere (desea) hacer, él lo hace. Él dice que el pecado nos ha esclavizado a todos. 

Romanos 7:14-23 RVG
(14) Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido bajo pecado.
(15) Pues lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero; sino lo que aborrezco, eso hago.
(16) Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
(17) De manera que ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí.
(18) Y yo sé que en mí (esto es en mi carne) no mora el bien; pues el querer está en mí, pero el hacer el bien no.
(19) Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éste hago.
(20) Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que mora en mí
(21) Hallo, pues, esta ley que cuando quiero hacer el bien, el mal está en mí.
(22) Porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios;
(23) mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela conta la ley de mi mente, y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 

Entonces, ¿qué hombre está libre de pecado?, Salomón dice:

“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7:20 RVG). 

Dondequiera que vayamos, tenemos nuestras ideas y preferencias, pero nos resulta imposible garantizar que podamos hacer lo que queremos – elegir y desear, sí, ¿pero hacerlo? 

¿El estreñimiento no le dice nada a nadie? 

¿Qué de los bebes que lloran, las inclemencias del tiempo, los agentes patógenos, el envejecimiento, los perros de los vecinos ladrando y jugando, o los dueños de los perros ladrando y jugando? 

¿Qué de los ruidos, olores, visitantes y correos no deseados? 

¿Qué de las interferencias, oposiciones, falta de finanzas, gastos incontrolables, ladrones, mentirosos, acosadores y corrupción? 

¿Qué de la gran responsabilidad que conllevan las posesiones, obligaciones para con todos y los deberes por realizar? 

¿Qué de las molestias mentales, las preocupaciones, las dudas, los temores, los sueños y las pesadillas? 

¿Qué de la desinformación, la ignorancia y la falta de oportunidades y habilidades? 

¿Qué de los retrasos, los virus y gusanos del internet, las averías inoportunas y las computadoras que fallan?

¿Qué de los niños rebeldes y desobedientes? ¿Qué de sus dificultades, debilidades, sufrimientos, enfermedades, lesiones y muertes? ¿Qué de las tuyas? 

¿Libre albedrío? ¿Con qué, por favor, díganme?

¿Qué cuando gana el partido político no deseado, líderes y funcionarios corruptos del gobierno, sequía, hambruna, la espada, bestias salvajes y plagas? 

¿Qué de los mosquitos, termitas, hormigas carpinteras, cascabeles, cobras, erupciones solares, EMF (radiación magnética), moscas, pulgas, parásitos, ácaros, forúnculos, espinillas y garrapatas? 

¿Qué del cáncer? ¿Qué de los médicos ineptos y descuidados? 

¿Qué de las llantas desinfladas, la obsolescencia planificada y las garantías deshonradas? 

¿Qué de los cónyuges y las suegras infieles?

¿Qué de la inferioridad, debilidad y las inhabilidades? 

¿Qué de la competencia despiadada, los enemigos intratables y las guerras? 

¿Qué de los que “deberían tener” y los que “no deberían tener”? 

¿Qué de las niñeras, tutores, maestros, supervisores, empleadores y todas las autoridades? 

¿Libre albedrío? ¿Qué libre albedrío? 

¿Qué de la muerte, la tuya y la de tus seres queridos? ¿Qué del tiempo y el modo de morir? 

¿Qué de los ingresos, o la falta de ellos? 

¿Qué de los impuestos inmobiliarios, impuestos a las ganancias, impuestos especiales, impuestos a los lujos, impuestos sobre las ventas, impuestos empresariales, tarifas de peajes, impuestos sobre los bienes y servicios y la multitud de otros tipos de impuestos y tarifas?

¿Puedes revertir el reloj, comenzar de nuevo, retraer todas las palabras desafortunadas y corregir todas las cosas en que fallaste?

¿Te gustaría tener el clima perfecto, el hogar perfecto, el esposo o la esposa perfecta, los hijos perfectos, el trabajo perfecto, la salud perfecta y los resultados perfectos en todo lo que haces o que otros hacen por ti? ¿Son importante esas cosas? ¿Tienes todo eso? ¿No? ¿La mayoría de la gente no elegiría tener esas cosas? ¿Esperas tenerlas? ¿Eres libre para tenerlas? 

¿Qué tal una cabeza de cabello bien establecido – tu preferencia de color, rizado o liso? ¿O elegiste ser calvo? 

¿Te gustaría garantizar tu salida del Infierno y/o tu entrada al Cielo? ¿Te gustaría tener el favor perfecto de Dios y estar seguro de ello? ¿Te gustaría tener más conocimiento, más sabiduría y más entendimiento? ¿Sí? ¿No? Sí la respuesta es sí, ¿Por qué no lo adquieres? 

¿Tus oraciones son respondidas como te gustaría? De todas las peticiones que le has hecho a Dios, ¿cuántas puede decir honestamente que han sido respondidas? Si fueron respondidas, ¿fueron las respuestas de acuerdo a tu gusto? 

Se discute que Dios no hizo robots. Pero ¿cómo lo saben? Tales nociones son sumamente simplistas, ignorantes y rudimentarias, arrogantes y engreídas. Hay infinitamente más sobre nosotros y la creación de Dios de lo que el ojo puede ver. ¿Quiénes somos nosotros, simple arcilla en la mano del Alfarero, para saberlo? 

El problema para la mayoría de las personas es que confunden la elección con el libre albedrío. La razón por la que tenemos elección es para mostrarnos que no tenemos libre albedrío. Podemos ser libres para desear y elegir, pero ciertamente no tenemos la libertad de hacer lo que queramos. 

Hablando de elección, ¿elegiste nacer? ¿Escogiste el color de tu pelo, de tu piel y tus ojos, tu tamaño, tu tipo de personalidad, tus padres, tus hermanos, familia, etnia, idioma, país de nacimiento, tiempo de la historia, estado financiero, sexo, nivel de inteligencia, genes o ADN? 

¿Elegiste tu confinamiento? ¿Elegiste o deseaste ser un borracho, una prostituta, un gánster, un criminal o un adicto? ¿Elegiste no ser adicto a la heroína, cocaína o alguna otra droga? ¿Obtuviste tu elección? ¿Eres libre de elegir? 

Y a medida que hacemos elecciones que se nos otorgan, podemos concluir que tenemos libre albedrío. Sin embargo, solo necesitamos voltear la moneda y mirar el lado de la cara para ver Quién determina todas las cosas en el Reino de esa moneda. ¿Y dónde, por cierto, está la libertad de lanzar al aire la moneda? 

Si con estos ejemplos de la falta de libre albedrío, la gente todavía puede argumentar la existencia del libre albedrío, ¿cómo pueden entender que Dios ha establecido todas las cosas según Su voluntad y placer? 

No, sólo Dios tiene libre albedrío, o eso pensamos, dependiendo de nuestra definición. ¿Él es libre para hacer cualquier cosa? ¿No es cierto que hasta Su propia naturaleza dicta que Él no puede hacer cualquier cosa? Por ejemplo, Su Palabra dice que Él no puede mentir: 

“En la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió desde antes del principio de los siglos” (Tito 1:2 RVG). 

Entonces, ¿es libre Él para mentir o engañar o transgredir Su propia Ley, la cual refleja Su naturaleza? 

Lo cual nos lleva a las definiciones de libertad y libre albedrío. Según las Escrituras, aprendemos que mentir nos lleva a la esclavitud, porque mentir es pecado. Si el pecado nos lleva a la esclavitud, entonces en algún punto fuimos libres, o no podríamos ser llevados a la esclavitud. ¿Pero libres cómo? ¿Libres para hacer qué? ¿Realmente queremos ser libres para elegir la esclavitud y el tormento, el dolor y el sufrimiento? 

El libre albedrío es la libertad de elegir y hacer lo correcto.

Considera a todos aquellos que exigen la noción perversa de libertad, es decir, hacer lo que quieran. El problema es que eligen hacer cosas que son malvadas y destructivas (Romanos 3:9-20). La Biblia enseña que, al hacer el mal, perdemos la libertad; así que, ¿por qué se les debería otorgar a las personas la libertad para que se les quite, no solo a ellos, sino también a los demás? 

Hoy, Canadá y las naciones occidentales están recibiendo el Islam  en nombre de la libertad de religión y de expresión. Sin embargo, si los legisladores leyeran el Corán y reconocieran que éste aboga por la eliminación de las preciadas libertades que posee el occidente, ¿permitirían el Islam? Solo la locura reconocería y realizaría tal reverencia a lo que es tan contradictorio y autodestructivo.

La realidad es que solo la ignorancia y las maquinaciones malvadas están permitiendo que el Islam impregne la sociedad occidental. ¿Se despertará el occidente antes de ser esclavizado? ¿Es libre si no puede discernir? ¿Es libre si elige la autodestrucción en lugar del conocimiento y el entendimiento? ¿Dónde está el libre albedrío? ¡Muéstrenme! 

Y entonces, ¿cuál es mi punto? 

Primero, afirmar que el hombre no tiene libre albedrío como cree tenerlo.

Segundo, al ver que no somos los dueños de nuestros destinos, como quisieran pensar los que creen en el libre albedrío, nos corresponde reflexionar sobre cómo llegamos aquí y por qué.  

Tercero, alentar a las personas a orar para que Dios otorgue el libre albedrío, no como lo concebimos y definimos, sino como Él quiere que lo comprendamos y lo poseamos en relación a nuestra relación con Él y, por consiguiente, con los demás.

Puede parecer que me contradigo. Si podemos elegir orar y podemos hacer lo que elegimos en este caso, ¿no tenemos libre albedrío? Permítanme dirigirles, una vez más, a la posibilidad de una definición errónea de libre albedrío. Dios, en Su soberanía, ha determinado que hagamos lo que hacemos – que yo te diga la verdad y que habrá quienes elijan creerla, así como quienes opten por rechazarla. Todos somos parte del sistema de cosas, según lo ordenado por Dios, y eso incluye nuestras elecciones. 

Seremos traídos al libre albedrío cuando seamos transformados completamente a la imagen de Dios, lo cual es Su voluntad para nosotros. Cuando eso esté hecho, haremos solo lo que es correcto y bueno en Sus ojos, porque queremos, como deberíamos, de acuerdo con Aquél que lo determina todo. 

Y eso es libre albedrío.

Para aquellos que piensan que tienen libre albedrío, los dejo con una opción: 

Deuteronomio 30:15-20
(15) Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal.
(16) Porque yo te mando hoy que ames al SEÑOR tu Dios, que andes en Sus caminos, y guardes Sus mandamientos y Sus estatutos y Sus derechos, para que vivas y seas multiplicado, y el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para poseerla.
(17) Mas si tu corazón se apartare, y no oyeres, y te dejares desviar, y te inclinares a dioses ajenos y los sirvieres;
(18) Yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra a la cual vais, pasando el Jordán, para poseerla.
(19) Al cielo y a la tierra llamo hoy como testigos contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu simiente;
(20) y que ames al SEÑOR tu Dios, y obedezcas Su voz, y te acerques a Él, porque Él es tu vida y la largura de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró el SEÑOR a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que les había de dar. 

Víctor Hafichuk 

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