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Los Hijos de Corrección

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Porque el Señor al que ama castiga, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis el castigo, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga? Pero si estáis sin castigo, del cual todos son hechos partícipes, entonces sois bastardos, y no hijos.” (Hebreos 12:6-8)

El propósito expreso de la corrección de Dios es que aprendamos la obediencia.

Solamente los hijos e hijas de Dios recibirán la corrección. Para los que no son hijos de Dios, el castigo, la disciplina y la corrección les son anatema. De Jesucristo Mismo, el Hijo de Dios, está escrito:

“El cual en los días de Su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas Al Que le podía librar de la muerte, fue oído por Su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” (Hebreos 5:7-8).

El propósito expreso de la corrección de Dios es que aprendamos la obediencia. Los que aman a Dios voluntariamente recibirán la corrección desde cualquier dirección o canal o vehículo que venga; eso no va a importar para el que anda buscando obedecer a Dios. Quienes han sido castigados por el Señor conocen bien la recompensa:

“A la verdad ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por él son ejercitados.” (Hebreos 12:11)

Hay mucha gente religiosa en este mundo que profesan fe en y amor por el Señor Jesucristo, pero cuando son confrontados con su necesidad de corrección, ellos despliegan sus verdaderos colores, descubriéndose que son de los que quieren hablar pero no actuar. De estos dijo Jesús:

“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu Nombre, y en Tu Nombre echamos fuera demonios, y en Tu Nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de Mí, obradores de maldad.” (Mateo 7:22-23)

La iniquidad. Lo opuesto a la obediencia. Aquí había muchos que habían hecho grandes obras “para el Señor” y todo lo que Él veía no era obediencia sino ausencia de ley, o como lo traduce la versión del Rey Santiago (KJV), “iniquidad.” El mundo religioso está lleno de “buenas obras” y sacrificios en el Nombre del Señor o de sus dioses, pero Dios no puede ser burlado:

“Y Samuel dijo: ‘¿Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del SEÑOR? Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grasa de los carneros.’” (1 Samuel 15:22 NBLH)

La corrección es el camino escogido por Dios.

“Porque Tú no Te deleitas en sacrificio, de lo contrario yo lo ofrecería; no Te agrada el holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.” (Salmo 51:16-17 NBLH)

La corrección es el camino escogido por Dios. Los que están dispuestos a humillarse recibirán la corrección y aprenderán la obediencia. Los que están sirviendo a otros dioses y agendas serán cortados, rehusarán la vara de la corrección, rehusarán rendir el derecho a ellos mismos, lo cual es la esencia del pecado.

Sin embargo, encontraremos que ellos pueden estar muy dispuestos a ir a la iglesia, cantar en el coro, servir en la directiva y comités de la iglesia, operar una página web “espiritual,” hablar de Dios, leer la Biblia, y hasta predicar en las esquinas de las calles o ir de puerta en puerta, testificando de su iglesia, pastor o evangelista invitado. Ellos podrán ayunar, orar y hasta dar el diezmo, pero no recibirán la corrección porque no son hijos de corrección. ¿Qué tiene que decir el Señor acerca de esas maravillosas obras? Aquí lo tienen:

“Aborrezco, desprecio vuestras fiestas, tampoco me agradan vuestras asambleas solemnes. Aunque me ofrezcáis holocaustos y vuestras ofrendas de grano, no los aceptaré; ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales cebados. Aparta de Mí el ruido de tus cánticos, pues no escucharé siquiera la música de tus arpas. Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como corriente inagotable.” (Amos 5:21-24 LBLA)

A los hijos de corrección, a los que tienen fe, Jesús les dijo:

“Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.” (Lucas 17:10 RVG)

Los hijos de rebelión dicen a los que están en autoridad de parte de Dios: “¡Tú no me vas a decir qué hacer! Yo tengo mis derechos, mi dignidad; soy dueño de mí mismo. ¿Quién eres tú para decirme a lo que tengo que hacer?” Para ellos es fácil decir estas cosas a quienes son enviados por la Autoridad Invisible. Para ellos no es tan fácil decirles eso mismo a los que vienen en una autoridad temporal, como la policía o las autoridades del gobierno. ¿Cómo podrá uno saber si Dios está enviándole a alguien para hablarle directamente? Jesús lo dejó muy claro:

“Si alguno quiere hacer Su voluntad, conocerá de la doctrina, si es de Dios, o si Yo hablo de Mí Mismo.” (Juan 7:17)

Lea La Obediencia, Así Es Como Están las Cosas (disponibles en español), La Gran Mentira al Descubierto y ¿Qué Puedes Decir? (disponibles sólo en inglés).

Rebelde contra Dios por un tiempo, pero ya no más, por Su gracia,

Víctor Hafichuk

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

 

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